Rescribiendo los principios osteopáticos

Hace tiempo que el debate se viene preparando. Es lógico, toda profesión que madura necesita actualizarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Las bases fundamentales y los principios clásicos de la Osteopatía apenas han tenido modificaciones o interpretaciones desde su inicio a finales del siglo XIX. Es habitual en la actualidad, que al que se le pregunta sobre la Osteopatía, defina a esta utilizando como base argumental esos mismos principios e incluso, las mismas frases célebres del propio Dr. Still. Si bien esos principios fueron una revolución en el momento y contexto histórico en el que vivió Still, esos días y esas situaciones están muy alejadas de lo que vivimos hoy, por lo que se hace necesario un sano ejercicio de reflexión y de redefinición de nuestra propia identidad. Opino que en su base más esencial, algunos de los principios necesitan únicamente ser rescritos de una manera más acorde al lenguaje actual pero manteniendo gran parte de la idea que se quiso transmitir en su momento. Otros quizás deberían pasar a mejor vida y algunos más podrían ser añadidos para definir la Osteopatía del próximo siglo. Lo que si es verdad es que no podemos eludir dicha responsabilidad, ya no…

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Cuando la curva cambia: Charnelas Vol II

De entrada pido disculpas por la extensión del post pero como lo prometido es deuda, la primera entrada del año la dedicaremos a saldar cuentas. Al final de Cuando la curva cambia: Charnelas Vol I, prometí escribir una segunda entrada sobre la charnela cervicodorsal (C/D). Es una área del raquis que me interesa especialmente así que podríamos hablar largo y tendido de ella. No obstante intentaré ser “breve” y hablar de lo que para mí es más relevante sobre esta charnela. Igual que en la charnela T/L hay que destacar 2 aspectos de la zona cervicodorsal. Por un lado sus implicaciones mecánicas y por otro sus implicaciones neurológicas, especialmente autonómicas.

Desde un punto de vista mecánico la C/D tiene el reto inherente a cualquier charnela que no es otro que adaptar su anatomía facetaria al cambio de curva permitiendo el paso gradual de lordosis a cifosis en dos o tres segmentos vertebrales. De entrada, este reto supone para la unión C7-T1 el máximo decalaje en la plomada entre los cuerpos vertebrales y la línea de gravedad. No es estraño pues que la última cervical precise una apófisis espinosa considerablemente más larga (vertebra prominens) que las demás cervicales para compensar esta situación y para permitir a las inserciones del paquete musculoaponeurótico (entrecruzado y extremadamente potente en esta zona) estabilizar la fuerza de cizallamiento resultante. Dicha fuerza de cizallamiento se ve incrementada por un segundo reto biomecánico aún mayor. A diferencia de la T/L, la C/D une dos curvaturas con mecánicas cinéticas totalmente opuestas. Pasamos de una lordosis cervical extremadamente móvil a una cifosis dorsal con poco rango de movilidad diseñada para la estabilidad y la protección a través del sistema esterno-costo-clavicular. Dicho de otra manera, el segmento craneocervical presenta una movilidad desestabilizadora para la C/D, fijada a la rigidez torácica. El cizallamiento propio de esta charnela es resultado del empuje de T1 hacia atrás (gracias a la 1a costilla) en contra de la tracción de C7 hacia adelante. ES UNA ZONA DE FRENO DE LA CINÉTICA CERVICAL.

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